“Está claro que sucede algo que lleva al niño a pensar que no vale la pena seguir dibujando. Es un fenómeno complejo y grave”. Los lenguajes privilegiados, la lengua y la matemática, adquieren importancia, crecen y devienen capaces de expresar pensamientos y emociones. Mientras que el dibujo, el canto, las manualidades, permanecen infantiles porque están infravalorados, no se estimulan ni se desarrollan. Y llega un momento en que los chicos ante esa producción pobre dicen ‘no sé dibujar’. Ese día es una derrota educativa”.
Francesco Tonucci.
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